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Jerusalén, un lugar con historia…


Mucha Historia(J.Meléndez)/civitatis/tierrasantaisrael.com  —  Desde la revolución neolítica, cuando el ser humano reemplazó su estilo de vida nómada por el sedentario al fundarse los primeros asentamientos humanos permanentes, han aparecido muchas ciudades en todo el mundo, algunas de ellas fundadas recientemente y otras con miles de años de antigüedad.

Las ciudades también guardan simbolismo, pues ya sea estratégicamente o religiosamente, unas urbes pueden ser de mayor importancia que otras. Este es el caso de Jerusalén, una ciudad milenaria muy importante para las tres principales religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo, islam) que ha jugado un destacado papel a lo largo de la historia, siendo codiciada por muchos y estando bajo el control de distintos pueblos durante su existencia.

Jerusalén ha sido 12 veces destruida, 20 veces sitiada y 50 veces capturada. Los ojos de todos los pueblos del mundo se han dirigido alguna vez a la Ciudad Santa, con recelo y admiración a partes iguales. Pero pocas ciudades del mundo son capaces de hacer frente a la apasionante historia que envuelve a Jerusalén, una ciudad nacida hace cinco mil años.

Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo. Aunque la fundación de Jerusalén se remonta al año 1004 a.C., los restos hallados en las excavaciones arqueológicas de la zona revelan que el origen de Jerusalén es mucho más antiguo, y que los primeros asentamientos se produjeron en el milenio V a.C.

A pesar de que la mayoría de los objetos cerámicos expuestos en los museos de Jerusalén pertenecieron a tribus hebreas de Canaán, se cree que los primeros habitantes de la ciudad fueron los jebuseos, que bautizaron su nuevo hogar como Jebús.  

De cualquier forma, ambas teorías podría estar asociadas, ya que son parecidas. De hecho, el primer nombre pudo haber perdido su significado original por el hebreo tras la conquista de los israelitas.

La zona de Jerusalén ha sido habitada desde tiempos muy antiguos, pues hay evidencias de asentamientos desde el IV milenio a. C. y pruebas de un asentamiento permanente desde comienzos de la Edad del Bronce (3000–2800 a. C.).

Viajeros en camino a Jerusalén, obra del pintor Charles-Théodore Frère (siglo XIX).

El origen del nombre Jerusalén es incierto, pues se han establecido distintas teorías. Su nombre podría estar relacionado con sus antiguos habitantes, ya que en el libro del Génesis se establece que el antiguo nombre de la ciudad era Salem.

Salem, o Shalim, era un dios de la religión cananea asociado con el crepúsculo. En cartas antiguas se ha encontrado el elemento sumerio uru, que significa ciudad, por lo que Uru-Shalem significaría ciudad de Salem.

Ahora bien, el nombre también está asociado al hebreo Yerushalayim, que en este idioma está formado por las palabras Yeru, que significa casa, y shalem o shalom, que quiere decir paz. Por lo tanto, en base a esta teoría Jerusalén literalmente significa casa de paz.

Respecto a sus fundadores, algunos arqueólogos consideran que fueron pueblos semíticos occidentales, mientras que la tradición judía atribuye su creación a Sem y Eber, quienes fueron ancestros de Abraham. El relato bíblico estipula que Melquisedec era el rey de Salem en tiempos de Abraham.

Según la tradición judía, el rey David de Israel y Judá conquistó Jerusalén en el año 1004 a.C. y la convirtió en capital de su reino unificado. La historia de Jerusalén entró así en una etapa de esplendor que la llevaría siglos más tarde a convertirse en Ciudad Santa para musulmanes, judíos y cristianos.

Luego de la conquista de la ciudad, el sucesor de David, su hijo Salomón, expandió la ciudad y construyó el famoso templo de Jerusalén para contener el Arca de la Alianza y las tablas de piedra que Yahvé otorgó a Moisés.

Los años siguientes fueron para Jerusalén una época de gran crecimiento, pues pasó de ser una ciudad relativamente pequeña a una densamente poblada. Sin embargo, unos siglos después el reino quedó subyugado a la dominación extranjera al haber sido sometido al pago de tributo por los asirios y luego quedar bajo control de los babilonios en 597 a. C., quienes arrasaron la ciudad, su población y destruyeron el templo en el año 587 a. C.

Tras la destrucción del templo durante la invasión babilonia, se comenzó a construir un Segundo Templo en la actual Explanada de las Mezquitas que sería completado durante el reinado de Herodes el Grande.

Posteriormente, el rey persa Ciro II el Grande conquistó el Imperio babilonio en 539 a. C. y los antiguos habitantes judíos pudieron regresar a la ciudad, construyendo así el segundo templo hacia 516 a. C.

Durante los siguientes siglos, Jerusalén estuvo bajo el control de otros reinos. Alejandro Magno conquistó el Imperio persa en 332 a. C. y, tras su muerte, la ciudad quedó bajo control de la dinastía ptolemaica.

En 198 a. C. fue capturada por el Imperio seléucida, que la mantuvo en su dominio hasta la rebelión de los macabeos, seguido de un periodo de relativa independencia y prosperidad hasta la llegada de los romanos.

Destrucción del templo de Jerusalén, una obra de Francesco Hayez del año 1867.

En el año 64 a.C., las tropas romanas de Pompeyo se lanzaron a la conquista de Jerusalén, que quedó anexionada al Imperio como Provincia de Judea. Gobernada por Herodes, Jerusalén extendió sus murallas embelleció sus calles, pero la paz no duró mucho.

Tan solo cien años después se desató la primera guerra judeo-romana, en el año 66 d.C. Las tropas del emperador Tito arrasaron Jerusalén, destruyeron el Segundo Templo y redujeron la ciudad a cenizas. Según el historiador Flavio Josefo, Jerusalén quedó tan destruida que era difícil imaginar que alguna vez hubiera estado habitada.

El único vestigio del venerado Templo de Salomón es el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del mundo para los judíos.

Tras varias revueltas fallidas, Jerusalén pasó a formar parte del Imperio Bizantino, y llegó a ser una de sus cuatro sedes más importante. Los bizantinos expulsaron a los judíos e iniciaron la construcción del Santo Sepulcro en el año 326.

A principios del siglo VII, los árabes conquistaron Jerusalén y la religión predominante en la ciudad cambió una vez más. Los musulmanes levantaron una mezquita en la roca donde Mahoma ascendió a los cielos: la Cúpula de la Roca.

Tras cuatro siglos de dominación musulmana en Jerusalén, el Papa Urbano II anunció la Primera Cruzada, dispuesto a instaurar de nuevo el cristianismo en la Ciudad Santa. Jerusalén entró así en una etapa de disputas religiosas que culminó con la destrucción total de la ciudad, una vez más.

Los últimos en gobernar durante un largo periodo de tiempo en Jerusalén fueron los otomanos. El sultán Solimán el Magnífico reconstruyó las murallas de la Ciudad Vieja y selló la Puerta Dorada, por donde, según la tradición judía, entrará el Mesías para liberar Jerusalén.

En 1095, el papa Urbano ll predicó la idea de recuperar la Tierra Santa en el Concilio de Clermont, y en 1099 fue finalmente conquistada por Godofredo de Bouillón, tras lo cual se crearon los estados cruzados del Reino de Jerusalén, los Condados de Edesa, Trípoli y el Principado de Antioquía.

Captura de Jerusalén en 1099, obra de Émile Signol del año 1847.

Las cruzadas se extenderían por casi 200 años, en un periodo en el que, tras nueve cruzadas, la Tierra Santa cambió de control varias veces. Finalmente, la victoria musulmana fue definitiva al derrotar y conquistar a todos los estados cruzados. Jerusalén quedaría bajo control del sultanato mameluco de Egipto.

Con el auge del Imperio otomano, Jerusalén quedó bajo su dominio en 1517. La ciudad siguió siendo un centro religioso muy importante para las tres religiones y la población creció por los próximos siglos.

Tras la derrota otomana en la Primera Guerra Mundial, los británicos establecieron el Mandato británico de Palestina y, con el final de la Segunda Guerra Mundial, la región Palestina se dividió en dos: una parte judía y otra árabe, lo que inmediatamente conduciría a la guerra.

En la Primera Guerra Mundial, los ejércitos británicos asentados en Egipto avanzaron hacia Oriente, vencieron al ejército otomano y entraron en Jerusalén. La Ciudad Santa, enclavada dentro de Palestina, quedó bajo el mandato de los ingleses.

Las tensiones entre británicos, judíos y árabes fueron en aumento, provocando revueltas y peleas constantes que desembocan en una guerra abierta en 1948. La Sinagoga Hurva y otros edificios emblemáticos quedan reducidos a cenizas. En 1950, la ONU declara el Estado de Israel y Jerusalén se convierte en su capital. 

La importancia histórica y religiosa de Jerusalén no conoce fronteras, y lleva siendo su peor enemiga desde tiempos inmemorables. Las últimas disputas por conquistar Jerusalén han tenido lugar hace bien poco. 

La Guerra de los Seis Días de 1967 enfrentó al Estado de Israel con sus vecinos árabes (Egipto, Jordania, Irak y Siria). Israel amplió las fronteras designadas por la ONU y ocupó Jerusalén. Desde entonces, Palestina reclama Jerusalén Este (y, por tanto, la Ciudad Vieja) como su capital. Israel, por su parte, considera Jerusalén como su capital eterna e indivisible, generando así un complicado conflicto.

Hoy en día, Jerusalén es un destino turístico tranquilo, con amplias medidas de seguridad que garantizan una normalidad prácticamente permanente.

– Lugares Sagrados

Iglesia del Santo Sepulcro

(Fachada del Santo Sepulcro en Jerusalen)

Para los peregrinos cristianos, la iglesia del Santo Sepulcro contiene los dos lugares más sagrados en el cristianismo; el sitio donde Jesús fue crucificado, en el sitio conocido como «Gólgota» o «Calvario», y la tumba vacía de Jesús, donde la tradición marca su sepultura y resurrección.

La iglesia fue construida sobre las ruinas de un templo pagano hasta la conversión del emperador Constantino en el año 312 dC, cuando su devota madre Santa Elena encargó la construcción de muchas iglesias en Israel.

La más importante de ellas fue la Iglesia del Santo Sepulcro, el edificio más grande y tal vez uno de los más complejos del mundo.

La iglesia contiene las últimas cinco Estaciones de la Cruz, incluida la estación 14 y final, y está ocupada por seis denominaciones cristianas diferentes; Iglesias católicas romanas, ortodoxas griegas, apostólicas armenias, coptas, siríacas ortodoxas y etíopes.

En el siglo IV d.C., el emperador Constantino envió a su madre, Elena, a Tierra Santa, con el objetivo de encontrar la Vera Cruz de Jesús.

En su búsqueda de las reliquias de Cristo, la mujer encontró evidencias de la ubicación del Monte Calvario o Gólgota, donde tuvo lugar la crucifixión del nazareno.

Demolió el templo romano que coronaba el monte, cavó hasta encontrar varias tumbas judías excavadas en piedra y mandó construir un templo en lo que consideró la tumba de Jesús.

Durante los dos mil años siguientes, este templo cristiano fue ampliado, destruido y restaurado varias veces hasta convertirse en la hermosa basílica que es hoy en día.

En la actualidad, seis comunidades cristianas diferentes custodian el Santo Sepulcro: griegos, armenios, etíopes, sirios, coptos y franciscanos. Aunque la interacción entre ellos es casi nula, la mezcla de vestimentas, rituales y cánticos de cada grupo hace del Santo Sepulcro un lugar muy especial para todos los visitantes, sin importar sus creencias.

La Iglesia de la Resurrección de Jerusalén es de tal magnitud, tanto arquitectónica como emocional, que quienes han llegado desde muy lejos para contemplar este lugar sagrado para los cristianos necesitarán varias horas para completar la visita al Santo Sepulcro.

Para aquellos interesados solo en su atractivo turístico, estos son los tres lugares imprescindibles que ver en la Basílica del Santo Sepulcro.

 

  • La Piedra de la Unción: en la entrada principal de la basílica reposa la famosa piedra donde, según los evangelios, Jesús fue ungido antes de ser sepultado. Cada día, cientos de fieles de todas partes del mundo se amontonan alrededor de la piedra esperando su turno para arrodillarse y besar esta reliquia.

  • Monte Calvario: a la derecha de la Piedra de la Unción, unas escaleras de piedra conducen a una sala elevada, que representa el Monte Gólgota donde Jesús fue crucificado. La gran roca donde todo sucedió está protegida por un cristal y es muy venerada por los cristianos.

  • El Edículola tumba de Jesús. El gran mausoleo de mármol que corona la nave circular de la basílica es el principal atractivo del Santo Sepulcro. Las colas para entrar en esta pequeña capilla pueden llegar a ser infinitas, por lo que os recomendamos llegar a primera hora. En el venerado lecho mortuorio solo caben cuatro o cinco personas.

Curiosidades        

  • Las llaves de la Basílica del Santo Sepulcro están custodiadas por una familia musulmana, que ha asumido esta responsabilidad desde 1192, pasando el encargo de generación en generación.

  • Las eternas disputas entre las diferentes comunidades cristianas del Santo Sepulcro han llevado a auténticas locuras. En una de las ventanas de la fachada de la basílica reposa una antigua escalera de madera que ningún monje ha movido por miedo a represalias de los de enfrente. ¡La escalera lleva ahí desde 1852!

 

  • Todas las noches, varios miembros de cada comunidad cristiana se encierran en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén y duermen allí, con un doble objetivo: proteger el santuario y salvaguardar sus zonas de la iglesia de las envidias del resto de monjes.

Monte de los Olivos

El Monte de los Olivos es un lugar prominente mencionado en las Escrituras, primero como la ruta de escape del Rey David durante la rebelión de su hijo, más tarde en los profetas, sin embargo es más conocido y referido en el Nuevo Testamento, donde Jesús enseñó a sus discípulos. donde lloró sobre Jerusalén (Mateo 26: 36-39), y donde Jesús ascendió al cielo (actos 1).

El Monte de los Olivos es el hogar de varias iglesias importantes y sitios sagrados; la Capilla de la Ascensión construida en la cima del Monte de los Olivos con impresionantes vistas panorámicas de Jerusalén. La Iglesia Dominus Flevit, que se traduce como «El Señor Lloró».

La Iglesia de todas las Naciones, también conocida como la Basílica de la Agonía, y el jardín contiguo de Getsemaní. La Iglesia Ortodoxa Rusa de María Magdalena. El convento de Pater Noster, construido donde según la tradición Jesús instruyó a sus discípulos, y al pie del Monte de los Olivos se encuentra la Iglesia del Sepulcro de Santa María, también conocida como la Tumba de la Virgen María.

El Monte de los Olivos también alberga el Cementerio Judío, el cementerio más antiguo que se usa continuamente en el mundo.

El Monte de los Olivos siempre ha sido una importante característica del paisaje de Jerusalén. Está separado de la Colina Oriental (El Monte del Templo y la Ciudad de David) por el Valle Cedrón. Desde el tercer milenio a.C. hasta hoy, esta colina de 884 m ha servido como el terreno principal para el cementerio de la ciudad. La cresta de 3.22 km tiene tres picos y cada uno de ellos tiene una torre.

Escenario de los pasos de Jesucristo, campo de batalla durante las guerras árabe-israelíes o cementerio de preferencia para los judíos, el Har Hazeitim en hebreo, Jabal az Zaytunen en árabe o Monte de los Olivos en castellano, es testigo y parte de la historia de la tres veces santa Jerusalén.

Nombrado por los árboles que un día cubrieron sus lomas, que hoy sin embargo pintan un manto ralo, es familiar incluso sin haberlo visitado y una vez que se conoce es imposible de olvidar porque ofrece las mejores vistas de la Ciudad Vieja amurallada.

Una visión coronada al sur por la impresionante imagen de la Explanada de las Mezquitas -Monte del Templo para el judaísmo y Noble Santuario para el islam-, la tranquilidad del desierto de Judea al norte, y el trasiego del barrio palestino de At-Tur, de mayoría musulmana, que ocupa gran parte de su cumbre.

Gruta de Getsemaní

«Aquí, abajo, hay una zona verde. Es el Huerto de Getsemaní, donde Jesús predicó a sus discípulos y fue arrestado», cuenta el guía ante una pareja de extranjeros mientras apunta una curiosidad: «Este nombre viene de las dos palabras hebreas ‘gat-shemen’, que significa ‘prensa de olivo'».

En esta zona arbolada, la Biblia sitúa algunos de los lugares donde Jesús impartió sus enseñanzas, se refugió de la persecución de las autoridades o buscó consuelo durante sus últimas horas antes de ser arrestado, sudando sangre y debatiéndose entre el temor y el deber, como requería su padre, ante el que se rindió: «Hágase su voluntad y no la mía».

«El Monte de los Olivos es muy importante para los cristianos de diferentes nominaciones. Tenemos un legado espiritual en todos los lugares que recuerdan la presencia del Salvador y de María», narra a Efe el fray mexicano Eduardo Sánchez, que sirve en la Basílica de la Agonía -también conocida como de Getsemaní o de las Naciones-, custodia de la roca que aguantó el sufrimiento de Jesús.

El franciscano cuenta cómo se cree que Jesús, cuando salía de la ciudad vieja de Jerusalén para evitar ser apresado, pasaba las noches en la aldea de Betania, en una de las faldas del Monte, o en una gruta «entonces propiedad privada, podía ser de un amigo suyo» en la que se depositaban aceitunas y es una de las tres cuevas místicas veneradas por los judeo-cristianos.

Las iglesias del Padre Nuestro, donde enseñó la oración o del Dominus Flevit, que señala el punto en que advirtió de la caída del templo, la destrucción de Jerusalén y derramó sus lágrimas, o la Tumba de la Virgen María son algunos de los lugares bíblicos que se concentran en este accidente topográfico.

«Los lugares santos del Monte de los Olivos son testigos mudos de algo que pasó, esos lugares hablan (…) Son piedras de la memoria», concluye con pasión Sánchez sobre este emblemático cerro, incluida en la biografía de la ciudad y del mundo. 

Via Dolorosa

Para muchos peregrinos cristianos, la Vía Dolorosa es un punto culminante espiritual al recorrer Jerusalén.

La caminata tradicional sigue la ruta de Jesús después de su condenación mientras carga su cruz para ser ejecutado en el Calvario.

Las visitas guiadas diarias y el turista pueden seguir fácilmente la ruta, sin embargo, si está de visita los viernes, puede unirse a los monjes franciscanos en procesión por la Via Dolorosa.

La ruta está marcada por 14 estaciones de la Cruz, varias basadas en el Evangelio y otras en la tradición peregrina.

La caminata comienza en el Barrio Musulmán, la primera estación cerca de la calle HaPrakhim, hacia el oeste hay otras ocho estaciones hasta llegar a la Iglesia del Santo Sepulcro, donde se encuentran las últimas cinco Estaciones de la Cruz.

De gran interés a lo largo de la ruta es la Iglesia de la Flagelación, un complejo franciscano que incluye un monasterio ubicado en el barrio musulmán, y se encuentra junto a la Iglesia de la Exclamación e Imposición de la Cruz.

El sitio que tradicionalmente marca el lugar donde los soldados romanos azotaron a Jesús después de que fue condenado y sentenciado a muerte por crucifixión (Juan 19: 17-19).

La Vía Dolorosa es una calle sinuosa y angosta del centro de la ciudadela de Jerusalén, donde se supone que caminó Cristo con la cruz, y que parte al este desde la Puerta de los Leones, también llamada Puerta de Santo Esteban (en honor al primer mártir de la Iglesia Católica), situada donde se cree que Pilatos juzgó y sentenció a muerte a Jesús, Torre Antonia, hoy Iglesia de la Flagelación para ir en dirección oeste hacia la Iglesia del Santo Sepulcro edificada en el lugar donde se presume que fue crucificado Jesús.

Históricamente la Vía Dolorosa fue un Decumanus Maximus de la Aelia Capitolina, Jerusalén, construida por el emperador Adriano siguiendo el diseño urbanístico romano en contra de la voluntad del pueblo hebreo. Éste preveía divisiones en cuartos uniformes siguiendo un esquema ortogonal con una pequeña modificación, para solventar el impedimento geográfico del Monte del Templo por el que se tuvo que adoptar un desvío que hace que la Vía Dolorosa no sea perfectamente recta.

Juicio de Pilatos – Estaciones I y II – Comienzan en las inmediaciones del lugar donde se erigía la Torre Antonia en el que hoy encontramos el Complejo de la Iglesia de la Flagelación, al que también pertenecen la Iglesia de la Condena y el Convento de las Hermanas de Siondonde se encontró, durante unas excavaciones, los restos de un pavimento en piedra que coincidía con la descripción hecha por del Apóstol San Juan en relación al proceso de Jesús en el Segundo Evangelio Canónico. Aunque estudios arqueológicos posteriores demuestran que en realidad se trata de un trozo de pavimento que cubría una bóveda bajo la que aún existe una piscina, struthion, realizada posteriormente a la muerte del mesías católico.

Las tres caídas Estaciones – III, VII y IX – Hacen referencia a la memoria popular de los hechos, ya que no existe referencia escrita en ninguno de los textos bíblicos que mencione a dicho evento. La primera caída se hace en la Estación de Penitencia III, situada en la Capilla Católica Polaca del s. XIX, la segunda caída está en la Estación VII en el cruce de la Capilla Francisca del 1875 y la tercera, es la Estación IX, entre dos monasterios el Ortodoxo de Etiopía y el Copto Ortodoxo de San Antonio, debajo de los cuales se encuentra la Capilla de Santa Helenaen.

Los Encuentros Estaciones – IV, V, VI, VIII – Se refiere a los encuentros que según la tradición popular y los Evangelios Sinópticos tuvo Jesús en su camino a hacia el Gólgota. La IV cuando encuentra a su madre ubicada en el Oratorio Armenio Católico del s. XIX, la V cuando Simón de Cirene toma la cruz de Jesús para ayudarlo situada en la Capilla de Simón.

La VI es encuentro con Verónica que secó con un paño el sudor y sangre de Cristo en la Iglesia de Santa Faz y Santa Verónica. El último, Estación VIII encuentro fue el que tuvo con las mujeres piadosas situado en el Monasterio Griego Ortodoxo de Santo Charalampus

El resto de las estaciones tienen lugar dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. Todos los viernes se escenifica por esta calle una procesión que sigue este itinerario en recuerdo de Jesucristo.

La tumba en el jardín

The Garden Tomb es un sitio descubierto en 1867 y es una ubicación alternativa de la crucifixión, el entierro y la resurrección de Jesús para algunos cristianos. El Jardín contiene una formación rocosa en forma de calavera, tal vez la que se menciona en la Biblia como Gólgota o también conocida como «Calvario».

La Tumba en el Jardín proporciona un ambiente tranquilo y hermoso para la oración y la reflexión. Hay lugares para sentarse y descansar a lo largo del jardín, agua potable y agradables instalaciones turísticas, que incluyen instalaciones para discapacitados con muy buen acceso para sillas de ruedas en todo el terreno. El sitio de Garden Tomb ha ganado gran popularidad especialmente entre los cristianos evangélicos y protestantes.

La Tumba del Jardín se encuentra al norte de la Puerta de Damasco, algo alejada del casco antiguo de Jerusalén. Tal sala, de tiempo de los romanos, se realizó desde un acantilado varios metros más alto. Hoy en día está rodeada de un jardín bastante cuidado, el cual es considerado por muchos visitantes de Jerusalén como lugar de paz y tranquilidad de la inmensa y tan poblada ciudad de Jerusalén.



En el año 1867 se descubrió la Tumba del Jardín y en 1891 se desenterró. El año 1882 fue decisivo para el descubrimiento posterior, cuando el mismo General inglés Charles Gordon fue al lugar y se convenció de que debería de tratar probablemente de la tumba de Jesús. Como pruebas le sirvieron la situación de la puerta de la ciudad y la forma de la colina, en donde reconoció un cráneo. En 1894 se creó para la conservación del lugar la «Sociedad de la Tumba del Jardín», con cuyas donaciones se compró el área alrededor de la sepultura.

Hoy en día se considera en general que no se corresponde la Tumba del Jardín con la de Jesús. Hay ciertos argumentos a favor de la autenticidad de la tumba (sobre todo la situación, símbolos cristianos en su interior).

Monte Zion

El Monte Sion es una colina justo fuera de las murallas de la Ciudad Vieja y donde tuvieron lugar muchos eventos importantes del Evangelio; La Última Cena (Mateo 26: 17-30, Marcos 14: 12-25, Lucas 22: 7-23, Juan 13: 1-17: 26), la venida del Espíritu Santo a los discípulos, conocido como el Pentecostés (Hechos 2: 1-13), dos eventos que se cree tuvieron lugar en el sitio sagrado del Cenáculo.

El Monte Sion también alberga varias iglesias importantes, incluida la Iglesia de San Pedro en Gallicantu, construida sobre la casa del sumo sacerdote Caifás (Mateo 26: 57-75), y la Iglesia de la Dormición, que conmemora el «adormecimiento». «de la Virgen María en el Monte Sión, como sugiere el nombre de la Iglesia.

Al igual que ocurre con el resto de los puntos de interés turístico y cultural de Jerusalén, la Habitación de la Última Cena es un espacio cargado de connotaciones religiosas, sobre todo para los creyentes cristianos que han hecho de este lugar una meta de peregrinación.

Se encuentra en el mítico Monte Sión, justo en el piso superior del mismo edificio que conserva la Tumba del Rey David y al lado de la Abadía de Hagia Sión. 

Según recoge Cirilo de Jerusalén en el 348 d.C, la habitación donde sucedió el Milagro de Pentecostés, que se dio en el mismo lugar donde se celebró la Última Cena, El lavado de pies de los Discípulos, la Reunión de los Discípulos después de la Ascensión de Jesús, Apariciones de Jesús Resucitado y la Elección de San Matías como apóstol, se ubicaba en un «Aposento alto» del Monte Sion.

Es por esto que en el siglo V se levanta una Basílica Bizantina en este lugar, que posteriormente fue quemada y reconstruida en la época de las Cruzadas en el s. XII como parte de la Iglesia de Santa María de Sión, que es la sala que ha llegado hasta nuestros días.

Aunque en los relatos del Evangelio, se dan pocas pistas sobre la ubicación del Cenáculo, al parecer bajo la sala que hoy se venera como tal hay restos de pavimentos romanos y cimientos del s. II, por lo que es posible que éste fuera el lugar donde se edificó la Pequeña Iglesia de Dios, que existió en el 130 d.C  y que a su vez ésta hubiera sido erigida sobre aquella legendaria cámara donde Jesús celebró la Primera Eucaristia.

Barrio cristiano

El Barrio Cristiano dentro de las murallas de la Ciudad Vieja está situado al noroeste del cuadrante y es el epicentro del cristianismo en todo el mundo hogar de hasta 40 sitios sagrados cristianos, incluida la Iglesia del Santo Sepulcro, quizás el sitio más importante de todo el cristianismo.

Dentro del laberinto de callejones encontrarás la Vía Dolorosa, el camino por el cual Jesús caminó desde su arresto hasta su Crucifixión, marcada por las 14 Estaciones de la Cruz. The Christian Quarter también alberga cientos de tiendas de souvenirs para turistas y un lugar popular para comprar rosarios, agua bendita, artículos religiosos y otros recuerdos de Tierra Santa.

Además de los dos sitios sagrados principales ya mencionados, el barrio alberga también la Iglesia Protestante de Cristo, con un museo único y un café popular. Digno de ver son los frescos de la reina Sheba que visitan Jerusalén en el monasterio etíope, situado en una esquina de la iglesia del patio del Santo Sepulcro.

Visite la Iglesia Luterana del Redentor a lo largo de Muristan Road, donde puede subir al campanario para obtener la mejor vista de la Ciudad Vieja. Y vale la pena visitar es la iglesia más antigua de Jerusalén, la Iglesia de San Juan el Bautista a la salida de Christian Quarter Street.

Iglesia de San Juan el Bautista

Originalmente construida en el siglo V, la Iglesia de San Juan Bautista tiene una historia interesante que incluye ser la sede de los Caballeros Hospitalarios, donde los cruzados heridos fueron atendidos durante el asedio de Jerusalén en 1099. algunos de los caballeros agradecidos después de su recuperación, permanecieron en Jerusalén y se dedicaron a la defensa militar de Jerusalén y daban la bienvenida a los peregrinos de Tierra Santa.

La iglesia griega que no debe confundirse con la iglesia franciscana en el Monte de los Olivos se puede reconocer fácilmente debido a su cúpula de plata. Aunque no es visitado regularmente por los peregrinos, vale la pena el esfuerzo ir a ver la igelsia, ya que es la iglesia más antigua de Jerusalén y el original «Hospital de San Juan», por el cual los Caballeros Hospitalarios fueron nombrados.

Iglesia de todas las naciones

 

También conocida como La Basílica de la Agonía, se encuentra en lo alto del Monte de los Olivos, esta iglesia católica consagra una sección de roca donde se dice que Jesús oró antes de su arresto (Marcos 14: 32-42).

Doce naciones diferentes contribuyeron a la construcción de la iglesia, de ahí el nombre de «Iglesia de todas las naciones», y se las reconoce en decoraciones de techo de vidrio y mosaicos. 

 Capilla de la Ascensión

El sitio de la Capilla de la Ascensión es donde se celebra el lugar donde Jesús ascendió al cielo 40 días después de su resurrección. Una losa de piedra dentro de la pequeña capilla octogonal puede contener una de las huellas de Jesús.

El sitio original fue el hogar de una gran iglesia cristiana y un monasterio construido por Santa Elena que duró hasta 1187, abandonado por los cristianos que se mudaban a Acre por el resultado de que el sultán Saladin conquistaba el área.

Debido a que los musulmanes también reconocen la Ascensión de Jesús, la iglesia se convirtió en una mezquita, sin embargo, la mayoría de los peregrinos del sitio eran cristianos, y debido a esto la pequeña capilla cristiana permaneció en el área.

Iglesia de la Abadía de la Dormición


También Dormition Abbey, es el sitio tradicional donde murió la Virgen María, o «se durmió», como el nombre de la iglesia sugiere el significado «Sueño eterno».

Situado en un lugar prominente en el Monte Sión, fuera de las murallas de la Ciudad Vieja, y es una estructura tipo fortaleza, con techo cónico y torres.

Muy cerca se encuentra el campanario de Hagia Maria Sion Abbey, un monasterio benedictino. El complejo tiene solo cien años, sin embargo, fue construido sobre ruinas, y se sabe que está en el área general frecuentada por los discípulos y Jesús durante sus últimos días en Jerusalén. Cerca de allí también encontrarás la Sala de la Última Cena y la Tumba del Rey David.

El muro de las Lamentaciones

El Muro de las Lamentaciones es un lugar sagrado, pues son los restos del primer Templo de Jerusalén, que fue construido entre los años 970 y 930 antes de Cristo. También es conocido por su nombre en hebreo, Kotel, que significa Muro. 

Este monumento sagrado es parte de la pared occidental de contención que resistió a la destrucción del Segundo Templo (516 a.C.-70 d.C. El muro de jerusalem es sagrado para los judíos debido a que es el último trozo del muro que rodeaba el Templo por el sur y por el este.

Además, el Muro es el lugar más cercano al sancta sanctorum o lugar santísimo (1Reyes 8:6-8). De las tres secciones del muro, el del este, del sur y del oeste, el del oeste es el lugar tradicional de oración (de ahí su nombre en hebreo, Hakótel Hama’araví, «el Muro Occidental»).

Terminado por Herodes el Grande, este templo fue un lugar sagrado para el judaísmo hace dos mil años, y sus vestigios continúan siéndolo hoy en día.

El monte del Templo es también llamado Monte Moriá. Es el lugar donde Abraham intento sacrificar a su hijo Ytzjak, y donde Yaacov soñó con la escalera que subía al cielo.

En el año 70 d.C. las tropas romanas de Tito entraron en Jerusalén, destruyeron el templo y redujeron la cuidad a escombros. Fue un momento que marcó un antes y un después en la historia de Jerusalén. Aunque la idea de Tito era dejar en pie el muro occidental para recordar la victoria de Roma sobre Judea, con el objetivo de que el pueblo judío tuviese presente lo que ocurriría si volvían a sublevarse contra Roma.

Sin embargo, los judíos lo atribuyeron a la promesa de Dios de proteger una parte del templo que simbolizara su alianza con el pueblo.

Los sabios habían profetizado que después de la destrucción del Templo la presencia divina nunca dejaría el Muro de los Lamentos (Occidental). Está repleto de santidad eterna. Por esta razón nunca será destruido.

El muro simboliza al pueblo judío, que sufrió a lo largo de los siglos para ser destruido, y, así como el Muro, sobrevivió y se mantuvo a pesar de sus enemigos, y continua fuerte. Cuando Dios hizo su alianza con Abraham, dijo que esta seria eterna, asegurando la existencia eterna del pueblo judío.

Otra de las denominaciones más significativas que recibe es la de Muro de los Pobres, ya que la creencia popular dice que lo construyeron los más desamparados con gran esfuerzo. Cuando el Templo estaba siendo construido, el trabajo fue dividido entre varios sectores de la población.

La construcción del Muro de los Lamentos (Occidental) quedo a cargo de los más pobres, y ellos trabajaron mucho para construirlo, pues no podían contratar trabajadores para construir por ellos. Cuando el enemigo destruyó el Templo, los ángeles descendieron del cielo y protegieron al Muro construido por los más pobres, que nunca debería ser destruido.

Actualmente, se sabe que el Muro de los lamentos se extiende por 488 metros de largo. De estos, tan solo un 12% (60 metros) son visibles, ya que gran parte de su extensión está enterrada bajo el barrio musulmán de la ciudad. Es por eso que además de visitar la parte del muro «exterior», también existe la opción de adentrarse en la Jerusalén subterránea, que ofrece otra óptica.

Unos túneles que se extienden bajo tierra y permiten conocer más detalles sobre la historia y la arqueología que rodeaban la zona del Templo. En estos túneles del Muro de Jerusalén se cree que hay una de las piedras más grandes que hasta el día de hoy se han utilizado en el sector de la construcción. Se trata de prácticamente una pieza que pesa 500 toneladas y mide más de 12 metros de largo y 3,4 de alto.

Este muro sagrado congrega varios puntos interesantes en materia arquitectónica, como es el caso del Arco de Wilson. Antes formaba parte de un gran puente que unía ambas laderas de la explanada donde estaba ubicado el Templo; hoy, es la única construcción visible y bien conservada de lo que fue la edificación más sagrada de los judíos.

En la zona se desarrollan trabajos arqueológicos para encontrar nuevas evidencias de la vida milenaria Jerusalén.

En la visita al Muro de las Lamentaciones, es tradición introducir un pequeño papel entre sus piedras con una oración, plegaria o deseo. Una vez allí, son considerados objetos sagrados y según el reglamento religioso, no pueden ser destruidos. Es por eso que dos veces al año se realiza una limpieza oficial de papeles, que posteriormente se entierran en el monte de los Olivos de Jerusalén.

El muro siempre se limpia antes de Rosh Hashaná (Año Nuevo Judío) y Pésaj, día que conmemora la liberación del pueblo hebreo como esclavos de Egipto; dos festividades importantes en el judaísmo.

Llama la atención la gran valla que separa las dos zonas de oración del muro, una dedicada a las mujeres y otras a los hombres. El rezo de los hombres suele ser mucho más llamativo, cantan los salmos en voz alta, hacen corrillos y mueven la cabeza frenéticamente frente al muro. Todos cubiertos con la tradicional Kipá. Desde el año 2013, las mujeres tienen permitido rezar en voz alta y utilizar los mismos símbolos religiosos que los hombres.

En las dos zonas del Muro de las Lamentaciones hay estanterías con ejemplares de la Torá para todos aquellos que quieran rezar y numerosas sillas de plástico para sentarse frente al muro.

Durante tres veces al día, por miles de años, los rezos judíos siempre se hicieron en dirección al Muro de Jerusalén.

La tradición mística dice que todos nuestros rezos van para el lugar del Templo, y de allá, ascienden para el cielo. El Talmud dice que, si alguien está rezando fuera de la Tierra de Israel, su corazón debe estar dirigido para Jerusalén. Como dice la Biblia:

«Y ellos rezaran para Ti a través de la tierra que Tu les diste, a través de la tierra que Tu diste a sus antepasados, la ciudad que Tu escogiste, en la casa que construí en Su nombre.» (Reyes I 8:48).

La luz Sagrada

La Luz Sagrada o Fuego Sagrado es un supuesto milagro que ocurre cada año en la iglesia de Santo Sepulcro, Jerusalén en el Sábado Santo, un día antes de la Pascua ortodoxa. Se considera el mayor milagro anual. Este milagro está bien documentado desde el año 1106, las menciones anteriores son escasas.

La ceremonia se retransmite por televisión a casi todos los países ortodoxos o con población ortodoxa importante. La Luz Sagrada es llevada en vuelos especiales hacia países como Rusia, Bielorrusia, Grecia, Chipre, Serbia, Montenegro, Georgia, Bulgaria, Rumanía, Moldavia, Ucrania, Siria, Líbano, Jordania y Armenia, siendo allí recibida con honores de grandes personalidades políticas y religiosas.

El Sábado Santo, al mediodía, el Patriarca griego junto con su clero, seguido por el Patriarca armenio con su clero y por el Obispo copto, desfilan en una procesión solemne, cantando himnos, tres veces alrededor del Santo Sepulcro. Una vez acabada la procesión, el Patriarca de Jerusalén u otro Arzobispo lee una oración especial, se quita la túnica y entra solo en el Santo Sepulcro.

Los prelados armenios y coptos se quedan en la pre-cámara donde se dice que se apareció el ángel a María Magdalena después de la Resurrección de Jesús. Después de que el Patriarca entre en el Santo Sepulcro, los allí presentes cantan Piero Diaz [en griego] hasta que la Luz Sagrada baja y enciende las 33 velas atadas juntas por el Patriarca mientras estaba solo en el Santo Sepulcro de Jesús.

Una vez las velas están encendidas, el Patriarca sale del Santo Sepulcro y comparte la luz con otras 33 velas o 12 velas rezando.

Los peregrinos relatan que el Fuego Sagrado no les quema ni el cabello ni la piel ni la ropa en los primeros momentos después de encenderse, como si estuviesen protegidos por su esperanza.

Las autoridades israelitas examinan al Patriarca antes de entrar en el Santo Sepulcro, para que no se lleve consigo nada que pueda encender un fuego. Históricamente, los soldados turcos realizaban este examen. Este examen era duro, ya que los turcos no creían en este milagro y deseaban que las velas no se encendieran, para que la gente perdiera su fe.

Después de no haberse encontrado ningún utensilio que permitiera hacer fuego encima del Patriarca, pero él salió del Santo Sepulcro con las velas encendidas y al instante el soldado turco cayó arrodillado convirtiéndose al cristianismo.

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